Candela, conduce camino a la
Ciudad de Córdoba, por la carretera C-4. Su coche, un carcomido Citroen dos cabalallos, que cuenta ya con cantidad de Kms. Pero ella, complacida, cree ir sobre un corcel
con cabalgadura centelleante.
Candela, tan cargante ella, tiene costumbre de
calcular cada circunstancia ocurrida y las clasifica, en un cuaderno tan cuadriculado como ella.
Cómo en una cantera, cincela cada circustancia acaecida, contando incluso, las contrariedades ocurridas, durante los catorce años de convivencia con su cuñada Carola.
Casi cuarenta días caviló, como reconciliarse con su cuñada. Creía, a ciencias ciertas, que ya no tenía ocasión de contradecirla, concediéndole así, su codiciada clemencia.
Cómo en una cantera, cincela cada circustancia acaecida, contando incluso, las contrariedades ocurridas, durante los catorce años de convivencia con su cuñada Carola.
Casi cuarenta días caviló, como reconciliarse con su cuñada. Creía, a ciencias ciertas, que ya no tenía ocasión de contradecirla, concediéndole así, su codiciada clemencia.
Candela, para tal cortesía, no creyó convente consumir muchos cuartos. Para concebir dicho compromiso, la
corresponderá con catorce claveles. Con eso se cree capaz de cumplir con
ella.
Por el camino va cavilando en su cerebro el concepto a cumplir. Su
corroído Citroen, chirría como un convulso carcamal, pero ella sigue creyendo
que va sobre un Cadillac, cargado de cascabeles.
Concluye su crucero al cruzar
la ciudad, y se cuela por la capital como una campeona, cual conquistadora de su
propio continente, conservando hasta el más colosal de los cinismos.
Con su contuducta tan poco cordial, clausura su cometido, dejando caer sin compasión... Catorce claveles sobre la cripta de su cuñada Carola.
Con su contuducta tan poco cordial, clausura su cometido, dejando caer sin compasión... Catorce claveles sobre la cripta de su cuñada Carola.
Autora-Margary Gamboa.
Aquí si que me estaba esperando ese final, aunque me quedo con la duda de si Candela la "borde" o la cuñada, no sé no acabo de verlo claro.
ResponderEliminarBesitos
Muy fina la tal candela. ¡Qué bien escribes!
ResponderEliminarSaludos.
Me encanta la comparación del dos caballos con el corcel centelleante...q imaginación...ni la cenicientaen su bella carroza...te sigo más que ayer pero menos que mañana.
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