EL VUELO DEL COLIBRÍ_ RELATOS

lunes, 26 de agosto de 2013

COSAS DE MI INFANCIA


La infancia, ese asombroso paraíso en el cual, todos permanecemos un tiempo divino, pero ¡tan corto! Cuando estamos en él, deseamos escapar cuanto antes, sospechando, que el mundo de los adultos que nos espera, es mucho mejor. Pero nada más lejos de la realidad. Así que, cuando por fin hemos salido y nos damos de bruces con la realidad, nuestra mayor ilusión sería, volver él. Pero ya, ya no hay marcha atrás, todo ese encantamiento se dispersa como el humo, hacía el país de nunca jamás. Es un tiempo tan mágico como etéreo, en el que la mayor de las preocupaciones, es jugar y pasarlo bien. Y con la frescura de la inocencia, es !tan fácil!

Primer año de colegio, mi babi blanco inmaculado y los zapatos Gorilas. Cada año, cuando comenzaba el colegio, los zapatos Gorilas me acompañaban el caminar diario hacia la escuela. Me encantaba estrenar zapatos, aunque fueran Gorilas, que no eran nada bonitos. Pero lo que más me gustaba de estrenar esos zapatos, eran las pelotas que traían de regalo. Una pelota de goma verde y blandita, que botaba mucho.

Recuerdo mi primer libro, El parbulito. Editorial Alvarez, vamos, los de toda la vida, que le siguieron la enciclopedia de primer grado, de segundo y de tercero etc... Fue un tiempo tan especial, que hasta los olores recuerdo. 

Al pasar por algunos colegios desprendían un cierto tufo  a lápiz y goma de borrar. Era tan penetrante y a mi, poco me gustaba.


         


Las caligrafías Rubio también marcaron un tiempo muy importante en mi infancia ¿Quién de mi edad, no ha modelado su letra, sumado, restado, multiplicado y dividido con los cuadernillos Rubio?
Era un clásico de mi tiempo y aún hoy siguen formando parte de la educación escolar. Era tan obligatorio como practico y creo que por lo menos a mí, me sirvieron de mucho.


Los lápices de colores Alpino tampoco podían faltar en la cartera. Ni a la hora de dibujar en casa. En un mundo de colores como es la infancia, eran necesarios, como un juguete. Con ellos las horas parecían minutos y me pasé mucho ratos entretenida dibujando en las tardes de invierno, en las que no se podía salir a la calle. Una caja nueva de lápices de colores era como un regalo.
 Fui feliz en mi mundo de pan y chocolate, columpiarme en balancines de ensueño y tirándome por los toboganes de la ilusión, de chucherias a gordas, diez chuches por una pesetas !Que tiempos tan maravillosos aquellos! 

Fue una época de juegos, golosinas y de leche merengada. Los juegos formaron parte de mi mundo durante toda la infancia. Me gustaba saltar a la comba, jugar a los cromos y recortar y jugar a mis queridos recortables. Que me gustaba comprarlos, cada lámina, valía una peseta. Me llevaba una hora mirando el libro de recortables antes decantarme por alguno. Era difícil decidirse ¡Es que me gustaban todos!

Recuerdo con gran cariño esos juegos infantiles. En el colegio, durante el recreo, jugábamos al la goma elástica y a las rayuelas. Las rayuelas en mi ciudad, cuando yo era pequeña, se llamaba, jugar al pique o al turco. 

Tenía una cajita llena de cromos de todas clases, que algunas veces no la podía ni cerrar porque rebozaban y otras, otras me despeluchaban, después de jugar, mi caja de cromos se quedaba tiritanto. Entonces sentía de todo, menos alegría.

También recuerdo los saltadores, el yoyó y el diábolo. Fueron juguetes de mi infancia que se han ido perdiendo en el tiempo.




Por las calles de mi barrio he corrido a piernas sueltas, jugando al escondite con mis amigas, se podía jugar con toda tranquilidad porque no había coches. Bueno si, en todo el barrio había uno, pero siempre estaba aparcado y los niños se subían hasta en el techo.





Una pregunta que se suele hacer a los niños alguna vez durante la infancia. Qué quiere ser de mayor. Con la fantasía que les caracteriza, por ser lo que son, niños, manifiestan  deseos maravillosos, dando riendas sueltas a la imaginación. Bomberos, médicos, el capital trueno, jejejej, princesa de cuento, hada, piloto. Algunos de esos sueños se pueden hacer realidad, pero otros, otros no son más que eso, deseos mágicos de la infancia. Si hoy me preguntasen a mí, que me gustaría ser, ya no de mayor, porque ya lo soy, si no ser, sin género, ni límite. Lo tengo claro. A boca llena diría... ¡Quiero ser niña otra vez! Volvería a esa época con los ojos cerrados.

Creo que en mi interior, aún guardo una parte de esa infancia que se niega a abandonarme del todo. Configuró con su magia mi ordenador personal. Marcó mi ruta emocional, y cuando elevo mis pensamientos al infinito, siempre llego a la misma conclusión. 
La mejor etapa de la vida de una persona, es la infancia.



Si volviera a nacer aprendería a volar, así antes de hacerme mayor me escaparía al país de Piter Pan, a la isla de los piratas donde nadie crece. 




A menudo, pienso en ese tiempo que fue mi infancia, esos recuerdos que nunca se desvanecen, los guardo en mi interior como un tesoro y surgen impolutos, cada vez que me topo con alguno de estos recuerdos.

Quizás sea la edad, la que toma parte en todo esto. Últimamente, parece que esos recuerdos los tengo más vivos que nunca. Eso quiere decir, que me hago mayor ¡Qué pena! ...Bueno, sea lo que sea, siempre los disfruto.

Margary Gamboa.

7 comentarios:

  1. Preciosos lo recuerdos de tu infancia, me han hecho retroceder en el tiempo ...cuantas cosas has traído a mi memoria. Gracias

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  2. Cuanta nostalgia has traído a mi corazón despuésde leerlo...y cuántos buenos recuerdos...que tiempos aquellos...quien volviera a rebibirlos...gracias.

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  3. Nostálgica, qué bien, sé feliz por todo aquello que has vivido. Todo lo que cuentas me suena, lo he vivido, y sí, son temas que vuelven al llegar a cierta edad. Disfruta el momento y vive (en esa moto con la que te paseas por el mundo). A mí también me trae recuerdos de sabañones, frío, mucho frío.

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  4. Niña lo comparto, después de lo que hemos hablado hoy, sabes que es verdad, un beso muy fuerte de tu compañero y amigo.

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  5. Yo todavía guardo un tarro de cristal lleno de canicas de colores. Por eso les decía a mis sobrinos que yo era la inventora del "golf".

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    1. Jajajaja, seguro que tus sobrinos se lo creían...🤣🤣

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