Mientras leo ensimismada un interesante libro, sentada confortablemente
en mi sillón orejero, sin levantar la vista de la lectura, escucho acercarse
unos suaves pasos. Me imagino quien es, el sonido que originan los frágiles
pies al aproximarse, solo puede producirlo la pequeña Valeria.
Sigo inmersa en mi mundo, sin levantar la mirada del
libro e intento disimular que advertí su presencia, pero una pequeña mano
sujeta el tomo, apartándomelo de la vista, queriendo así, atraer mi atención.
-Titaaaa ¿Que haces?
-Como que ¡Que hago! ¿Pues no lo ves? Intento leer, si me dejas, claro.
- ¿Y que es? - pregunta Valeria con expresión caprichosa.
-Pues un libro- le replico con paciencia.
- ¿Te queda muchoooo?
-Todo esto- Le argumento, señalándole más de medio libro que aún falta
por ser leído. El libro es de esos que asustan tan solo al verlo, por el grosor
del volumen y la pequeña Valeria con un gesto de miedo, se echa la mano a la
cabeza, exclamando.
- ¡Áaaaalaaaaa! ¿Todo eeesoo?
Se queda un instante callada mientras ojea el libro haciendo honor al
silencio que reina en la sala. Pero de inmediato lo vuelve a interrumpir.
-Joooopeleeee tita, ya te valeeee- protesta dando un pequeño toque en el
suelo con un pié.
Intento ignorar esa manifestación que denota inconformidad y procuro
seguir con mi lectura, pero la pequeña, vuelve a interrumpir apartando con su
mano, de nuevo mi mirada de las páginas. Me coge la mejilla, dirigiendo mi cara
hacía la suya a la vez que pregunta:
- ¿Sabes que mañana es mi cumple, tita?
- Si, claro que lo sé.
- ¿Y que me vas a regalar?
Intento sonsacarla demostrándole desinterés, para comprobar su reacción y
le contesto:
-Nada si no te callas, intento leer un poco y no me dejas tranquila.
-Jooopelee, tita, es que me aburro.
-Pues ve a hacer los deberes.
- Ya los he hecho- responde muy avispada, con una simpática sonrisa.
- ¿Ya? Pero que rápida eres, criatura. Pues ve recogiendo que tu madre
está al llegar.
La pequeña Valeria ignora la fiesta que le tengo preparada para su cumpleaños.
Con sus preguntas solo pretende que no se me olvide ¡Como si eso fuera
posible! Y antes de ir a guardar sus cosas del colegio,
da un toque instantáneo a mi libro, como señal de descontento. Pero con
resignación se dirige hacía la mesa, donde tiene esparcido toda clase de
material escolar y comienza a recogerlos con serenidad. Mientras lo hace, de
nuevo vuelve a romper mi concentración sobre la lectura, ajena a mis
preparativos, sigue preguntando…
-Tita, ¿Sabes lo que quiero para mi cumple?
- ¡Si! - le argumento, dejando ver mi inconformidad por su parloteo.
- ¡Un tapabocas!
-¡Nooooo! jópeeelee titaaaa- replica molesta frunciendo el ceño- quiero
una cámara de fotos, voy ha hacer fotos como mi papá.
La ilusión que transmite la pequeña Valeria por la llegada del día de su
cumpleaños es más que evidente, pero yo no quiero darle pistas, así que me
limito a contestarle con una respuesta retórica.
-Bueno, ya veremos, si te callas y recoges pronto ¡Quien sabe!...
Al instante, suena el telefonillo de la puerta, pega un salto y con voz
estridente dice:
- ¡Ahí está mamá! - Sonríe y apresurada, comienza a guardar sus cosas en la cartera.
Acto seguido nos dirigimos las dos hacía la puerta, saludo a mi hermana,
que hoy no tiene tiempo ni para entrar un rato, es la hora del cierre de los
comercios y aún le quedan tareas por realizar. La pequeña Valeria se acomoda su
mochila en la espalda y se despide con dulce simpatía en su rostro regalándome
una bonita sonrisa.
-Adiós tita, hasta mañana.
-Hasta mañana preciosa- le contesto sonriente, me inclino y cogiéndole
con delicadeza su rostro, acerco mi boca a su delicada mejilla, la beso con
ternura mientras pienso… ¡Que hermosa es la inocencia! pero claro, es normal,
al fin y al cabo solo es una niña…
Margary Gamboa.
Que bárbara que eres, escribes a una velocidad impresionante! me quedé con la boca abierta!
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