EL VUELO DEL COLIBRÍ_ RELATOS

domingo, 29 de agosto de 2010

CARICIAS DEL MAR




Estaba algo nerviosa, la inminente partida hacia el mar para pasar nuestras vacaciones estivales, me impacientaba. Nuestro destino, las playas ibicencas.
Salimos desde Denia rumbo a Ibiza, en el Ferry. El mar estaba algo picado y el oleaje hacía que la nave se balanceara con hosquedad. Empecé a sentirme algo mareada, y sin pensarlo dos veces me dirigí hacia cubierta. Supuse que el aire fresco me sentaría bien, haciéndome sentir algo más cómoda. 

Apoyada en la barandilla, mientras navegaba, observaba con atención los surcos que dejaban los gigantescos motores de la nave. Dibujando a ras de las aguas dos enormes estelas de espuma blanca. Allí, inmersa en mi mundo interior, mientras el aire fresco me acariciaba el rostro, observaba el inmenso horizonte.

Al divisar tanta majestuosidad empecé a divagar… Intenté imaginar cuanta profundidad albergarían aquellas aguas, mientras en su superficie se mostraba con un inocente tono celeste como el cielo, en sus profundidades se adivinaban tenebrosamente oscuras, inaccesibles y misteriosas albergando gran cantidad de vida en ellas, las hacían aún más enigmáticas.

La vista del mar se perdía en el horizonte. Me preguntaba, que misterios ocultos guardarían aquellas aguas. Cuantos enigmas inexplicables e impenetrables custodiarían. Cuantas incógnitas me sugería aquella estampa. El mar esconde bajo sus aguas tantos enigmas que jamás ha compartido con nadie. Fue un instante especial, tanto, que el Dios de la lluvia fue coautor de aquel momento, dejando caer algunas lágrimas sobre el mar, demostrando así, su complicidad al compartir tanta perfección.


Algunos barcos se pudieron otear durante la travesía, que no duró mucho o al menos a mí se hizo corto.
Ibiza, se divisaba en el horizonte, algo enturbiado por la bruma. Al llegar a puerto aspiré profundo. El penetrante aroma a salitre que emanaban las aguas me sugirieron un lugar romántico.


El mar, las playas ibicencas, su arena blanca y sus encantadoras calas de aguas cristalina nos esperaban. Y nosotros ilusionados, nos disponíamos a otorgarles la mayor parte de nuestro tiempo, dejándonos enamorar por sus azules y encantadoras aguas.


Margary.

2 comentarios:

  1. Me he entretenido en abrir el cofre de tus relatos;
    enterarme de su contenido, me ha llevado un buen rato,
    pero he descubierto trabajos muy gratos,
    fruto de quien tiene buen gusto y buen tacto.

    Tienes una bonita página. Es lo que merece la pena, pues no todo lo que se encuentra en este medio tiene esa calidad.
    Con mi reconocimiento:
    JTeodoro

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  2. Gracias amigo, siempre es grato leer tus comentarios.
    Respecto a la página, solo bicheando un poco se va aprendiendo su funcionamiento y al final se hace tan fácil que es como coser y cantar, jeje.
    Un saludo.
    Margary.

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